El 3 de marzo de 2018 ha tenido lugar en la antigua iglesia de la Magdalena el XII Pregón del Costalero, que cada Cuaresma viene organizando con gran éxito la Hermandad de la Sagrada Cena. Este año le ha correspondido el honor de pronunciarlo a NH. Inmaculada Concepción Aranda Vázquez, fundadora, junto con su prima Rafi, de la cuadrilla de costaleras de María Santísima de la Encarnación, la Madre del Amor, a cuya cofradía estuvo de siempre ligada su familia.
Comenzó el acto con la actuación de la Agrupación Musical Nuestro Padre Jesús de la Fe en su Sagrada Cena, que interpretó sentidas marchas, comenzando por Costalero y finalizando Oración. A continuación, Francisco Román, en nombre de la Hermandad de la Sagrada Cena, dio la bienvenida a los asistentes e introdujo al presentador de la pregonera, Carlos Herencia, conocido capataz, que mandó, precisamente, a la primera cuadrilla de costaleras, contribuyendo decisivamente a su afianzamiento.
Inmaculada inició su pregón con la lectura del pasaje de la Encarnación, Lc 1, 26-38. Un pregón serio, sentido, testimonial, humano y reivindicativo. Lo pronunció ante un altar con el cuadro de María Santísima de la Encarnación y bajo otro, más grande y antiguo, de la Presentación de Nuestra Señora, las dos devociones marianas y cofrades de la pregonera, Titulares de sus Hermandades del Amor y Universitaria.
Articuló la exposición en torno a los cinco Misterios Gozosos del Rosario, atendiendo a que se rezan en sábado y a que en un rosario de la aurora empezó su relación con el costal, siendo los pies de la Virgen de la Encarnación, advocación que se conmemora el primero de esos misterios. Evocó las numerosas dificultades de aquella primera cuadrilla de mujeres del costal, nacida en Córdoba, cuyo ejemplo tuvo enseguida difusión por Andalucía y otros lugares. Fue desgranando las vivencias de aquellos primeros años bajo la trabajadera, seguidos de otros muchos como contraguía, que vinieron a demostrar las posibilidades de la mujer en el arte de llevar un paso.
Tras la memoria de sus vivencias como costalera y contraguía, enmarcadas en el paisaje urbano del barrio, el tercer misterio fue un canto a los no nacidos, una reivindicación al derecho a la vida, desde la concepción hasta su fin natural. Con las palabras del juramento hipocrático, que la iniciaron en su profesión de médico, Inmaculada manifestó su compromiso con la defensa de la vida, simbolizada en el cirio por los No Nacidos que arde desde hace dos años en el paso de la Virgen de la Encarnación. Mujeres costaleras, luego madres de familia; ella misma ejerció de contraguía embarazada de tres meses de la pequeña Inma, hoy ya una mujer de quince años.
La Purificación de Nuestra Señora y la Presentación de Jesús en el Templo, cuarto misterio, le dio pie para evocar a Nuestra Señora de la Presentación, herida en el alma por la profecía del anciano Simeón. Recordó que su primera salida, el Jueves de Pasión de 2007, se hizo sobre unas andas prestadas por la Hermandad de la Sagrada Cena. Luego, sobre su modesto paso, llevada siempre por la cuadrilla comandada por Enrique Garrido: “¡A la faena costaleros!”
En el rostro de su Hijo, reflejo fiel del Varón de Dolores de Isaías, se condensan los sufrimientos de todo ser humano. Ese desgarro espantoso es el que tuvo que presenciar en Écija, donde ejerce su profesión, en el rostro de Petra Moreno, bestialmente desfigurado por su esposo en la mañana del 18 de marzo de 2013. “Hoy desde aquí, desde este atril quisiera alzar mi voz en defensa de la mujer. No más violencia de género”.
El último misterio lo dedicó muy especialmente a las hermanas costaleras y, con especial énfasis, a las que ya marcharon al balcón del cielo.
Terminó el pregón con un fuerte y merecido aplauso, al que desde aquí nos unimos, y con las felicitaciones a la pregonera por el numeroso público asistente.