EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ 2018
Con la fiesta del 14 de septiembre comienza el curso de la Hermandad Universitaria. Se eligió este día por ser antaño fiesta de gran relevancia en Jerusalén, en la que se conmemoraba de modo especial la Muerte y Resurrección de Cristo, en torno a la Cruz. El 13 de septiembre de 335 se dedicaron las dos iglesias construidas por el emperador Constantino, la basílica del Martyrium, junto al Calvario, y la rotonda de la Anástasis, en el Santo Sepulcro. Al día siguiente, 14 de septiembre, se colocó en el Calvario la reliquia de la Vera Cruz, que había sido encontrada por Santa Elena en una cisterna que quedaría luego bajo el Martyrium. Las fiestas de la Dedicación, que narra la peregrina Egeria en el siglo IV, duraban ocho días y eran las más importantes junto con la Resurrección y la Epifanía. Hoy la Iglesia sigue recordándolo con la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz.
En el siglo VII la reliquia de la Vera Cruz fue expolida por las tropas persas sasánidas en el ataque a Jerusalén de 614, en un momento de debilidad de los bizantinos. El emperador Cosroes II la colocó como trofeo en su palacio de Ctesifonte. Tras ser asesinado en 628, los bizantinos lograron imponerse de nuevo a los sasánidas y recuperaron la reliquia en 629. El emperador Heraclio la introdujo solemnemente en Jerusalén en 630, pero tuvo que despojarse para ello de sus galas imperiales y vestir ropas sin lujo.
Presidió la Santa Misa nuestro Consiliario, Ilmo. Sr. D. Fernando Cruz-Conde y Suárez de Tangil, sirviendo como acólito N. H. José Cabrera. Hizo la monición de entrada N. H. Alberto Villar y la lectura y salmo el Hermano Mayor, Miguel Rodríguez-Pantoja.
En la homilía destacó D. Fernando tres puntos fundamentales en relación con esta fiesta, que conmemoramos en la capilla, al pie de Cristo Crucificado, exaltado en la Cruz como Moisés levantó la serpiente de bronce. En primer lugar, la cruz de Cristo está ligada al árbol en que pecó Adán. Este primer pecado suscitó la misericordia de Dios con el género humano. El Padre nos entrega al Hijo para sacrificarlo en un gesto universal de misericordia y amor.
En segundo lugar, nos preguntamos muchas veces por qué Dios tuvo que elegir un sistema tan cruel para la Redención del género humano. La cruz es escándalo y oprobio para la cultura de su tiempo. La respuesta está en que el hombre es cruel y mata. Jesús padeció lo indecible, como bien muestra la imagen de nuestro Santo Cristo; padeció para que nadie, a lo largo de la historia, plagada de persecuciones y sufrimientos provocados por el propio ser humano, pudiera decir que el Señor sufrió menos que él, que el Señor no lo dio todo por él.
Por último, el papel de Nuestra Señora. San Juan huyó en Getsemaní, lo mismo que el resto de los discípulos. Pero es María la que lo retiene y lo conduce de nuevo a Cristo, para que sea testigo de su Pasión. La Virgen, Corredentora.
Terminó la jornada con una copa de confraternización, donde los hermanos tuvieron ocasión de comentar las vacaciones pasadas, los trabajos presentes y lo por venir en este curso que empieza de 2018-2019.