SEPTIEMBRE MARIANO
La Natividad de María conmemora el nacimiento de aquella niña, consagrada a Dios, que una semana después se nos presenta en el calendario litúrgico como Madre de Dios Dolorosa, la que presencia el martirio de su Hijo, consumado en la cruz. Precisamente celebra la Iglesia los Dolores de María el día después de la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz. Ello da lugar a numerosas celebraciones marianas, que jalonan todo el mes.
El día 8, día de la Natividad, celebró la Hermandad del Prendimiento su brillante función en honor de su titular, Nuestra Señora de la Piedad. Presidió el consiliario y prior de la comunidad salesiana, Rvdo. P. D. José Antonio Perdigones, acompañado por los miembros de la comunidad. Solemnizaron la liturgia el coro y la orquesta Auxilium Christianorum. Invitada la Hermandad Universitaria, asistió en representación el hermano mayor, Alberto Villar Movellán.
En el mismo día celebró la función principal la Hermandad de Nuestra Señora de Villaviciosa en la parroquia de San Lorenzo Mártir, presidida por el párroco y consiliario, Rvdo. P. D. Rafael Rabasco, con una solemnísima y cuidada liturgia. Asistió en representación de nuestra Hermandad la vicehermana mayor, Amalia Hidalgo Fernández.
Igualmente, en el atardecer del sábado 10 de septiembre celebró la Hermandad de Jesús Nazareno el rosario vespertino con la soberana imagen de María Santísima Nazarena. Este año la hermandad del Hospital anunció a la de San Rafael y a la Universitaria el paso por su sede canónica del Juramento. Respondiendo a este llamamiento, ambas hermandades rindieron honores a María Santísima Nazarena, presididas ambas representaciones por el consiliario, Ilmo. Sr. D. Fernando Cruz-Conde y Suárez de Tangil. Las dos corporaciones, presentes sus hermanos mayores, hicieron ofrenda floral a la Virgen Nazarena. La Hermandad Universitaria recibió con bandera y dos varas, formando la representación NN. HH. Alberto Villar, Daniel Luque y Mercedes Fernández. Esta última fue la encargada de entregar el ramo de rosas blancas para la Virgen, en el momento de la estación. Durante el paso por la plaza se rezó el cuarto misterio gozoso, la Presentación del Niño Jesús en el Templo, cuya contemplación está siempre viva en nuestra amantísima titular, Nuestra Señora de la Presentación, que conmemora el primer dolor, manifiesto en las proféticas palabras del anciano Simeón: “A ti, una espada te atravesará el alma”.