FIESTA DE LA EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ 2015
Con la Eucaristía en la Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz ha comenzado un año más el curso de la Hermandad Universitaria. Convocada a las 21:00 horas, presidió la ceremonia el Consiliario de la Hermandad, Ilmo. Sr. D. Fernando Cruz-Conde y Suárez de Tangil, Rector de la iglesia del Juramento de San Rafael. Asistieron a la celebración D. Juan Antonio Caballero Molina, Coordinador General para Adaptación de Infraestructuras Estratégicas, en representación del Rector de la Universidad de Córdoba, D. Luis López Bellido, presidente del Foro Universitario Synthesis, miembros de este Foro y hermanos de la Ilustre Hermandad de San Rafael.
Actuó de acólito N. H. Juan Carlos Jiménez Díaz, Secretario de la Hermandad. Hizo la monición N. H. Alberto Villar Movellán, Vicehermano Mayor, recordando el significado de la fiesta, impetrando la ayuda del Señor para este nuevo curso universitario y dando la bienvenida a los hermanos e invitados. Las lecturas y salmo estuvieron a cargo del Hermano Mayor, Miguel Rodríguez-Pantoja Márquez.
Don Fernando destacó en la homilía el sentido de la cruz, señalando los santos que la han valorado en la dimensión profunda que supone la unión de cruz y amor. Hizo al respecto tres reflexiones. En primer lugar, toda la historia de la humanidad está marcada por la cruz; nadie escapa a ella, tanto individual como colectivamente: enfermedad, guerras, hambre, emigración. Cristo acepta la cruz porque es esencial a la condición humana, como consecuencia del pecado original. El Padre ofrece como reparación a su Hijo, y éste acepta el sacrificio por amor.
En segundo lugar, hemos de tener en cuenta que no acabó todo en la cruz, sino que Cristo resucitó. Teresa de Calcuta, que tuvo junto a sí tantas cruces, decía que en la cruz siempre estaba la Resurrección. El amor de los padres hacia los hijos es incondicional, a pesar de los sufrimientos que ello traiga consigo. Son cruces por amor. En la cruz, la alegría de amar es signo de resurrección. En el cielo todo será amor, pero el amor comienza en la cruz.
Finalmente, el amor y la cruz redimen la Historia. En la cultura de la memoria histórica se reavivan los rencores para resarcir de injusticias pasadas. Pero Cristo nos invita al perdón, incluso de los enemigos, y a ofrecer el sacrificio cada vez que nos ataque el recuerdo de la ofensa. Sólo así se puede conseguir paz en la tierra; el camino es difícil: tomar cada uno su cruz para seguir a Cristo; pero con el amor de la cruz viene la felicidad.