• Home
  • 2018
  • noviembre

MEDALLA MILAGROSA 2018

El martes 27 de noviembre de 2018 se han cumplido doce años del decreto firmado por monseñor D. Juan José Asenjo Pelegrina, obispo entonces de la Diócesis de Córdoba y actual arzobispo de Sevilla, por el que erige canónicamente la Hermandad Universitaria de Córdoba como asociación pública de fieles, siendo Hermano Mayor D. Miguel Rodríguez-Pantoja Márquez.

Monseñor Asenjo, que había prometido públicamente la aprobación de la Hermandad en el pontifical celebrado el  22 de octubre de 2006 en el Real Monasterio de Santa María de Guadalupe, con ocasión de la peregrinación diocesana de jóvenes de ese año, eligió para la firma del decreto el día de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa. Se conmemora en esta fecha las apariciones de la Virgen a Santa Catalina Labouré en 1830, en la iglesia de las Hermanas de la Caridad de la Rue du Bac en París. Por eso la Hermandad celebra este día cada año con una hora santa a las 17:30, la misma hora de las apariciones. Comenzó con exposición del Santísimo y meditación; lectura del decreto de constitución de la Hermandad, que hizo el Secretario Segundo, NH Eduardo Rodrigo Hidalgo, monición de la Medalla Milagrosa, leída por el Hermano Mayor, Miguel Rodríguz-Pantoja, rosario de jaculatorias con la letanía de la Hermandad y preces eucarísticas, terminando con bendición solemne y reserva. Presidió el Consiliario, D. Fernando Cruz-Conde y Suárez de Tangil, sirviendo como acólito NH Alberto Villar.

Nuestra Señora de la Presentación estrenó en estos cultos la Medalla Milagrosa color plata, una de las dos que trajeron bendecidas los hermanos desde su santuario de París en la peregrinación de 2017. Laus Deo.

FIESTA DE REGLA DE NUESTRA SEÑORA DE LA PRESENTACIÓN

El 21 de noviembre de 2018 celebró la Hermandad la Santa Misa que marcan las Reglas para dar culto a nuestra amantísima Titular, en este día en que, desde 1585, conmemora la Iglesia Romana la Presentación de Nuestra Señora en el Templo.

La Virgen se entronizó en el altar de cultos de la manera habitual, con el traje de corte de mangas de pico, iluminación de fanales apostólicos y doctorales y centro de estátices morados. Presidió la mesa de oficiales, en ausencias del Hermano Mayor, el Vicehermano Mayor, Alberto Villar Movellán, acompañado por los miembros de la Junta de Gobierno y por el Hermano Mayor de la Ilustre Hermandad del Arcángel San Rafael, Manuel Laguna.

Comenzó la ceremonia con la procesión de entrada, que abría el fiscal, Eduardo Rodrigo Hidalgo Martínez, Secretario Segundo, seguido de los acólitos con luz, NH José Cabrera, y leccionario, NH Daniel Luque, cerrando el celebrante, Ilmo. Sr. D. Fernando Cruz-Conde y Suárez de Tangil, nuestro Consiliario. Hizo la lectura y salmo NH Amalia Hidalgo, Tesorera.

En la homilía recordó D. Fernando Cruz-Conde la actitud de ofrecimiento a Dios de la Virgen niña, que es un anuncio de su ofrecimiento juvenil en el fiat, cuando acepta ser la Madre de Dios, y en el sacrificio, junto a su Hijo, como le anunció el anciano Simeón. María se entrega y confía en Dios, por lo que algunos la consideran como mártir en el sufrimiento ofrecido, testigo excepcional de la Pasión de Cristo.

Tras la homilía hicieron los hermanos pública Protestación de Fe, que leyó el Secretario 2º Eduardo R. Hidalgo. A continuación, el Vicehermano Mayor, en presencia del Secretario, tomó juramento a NH. María de la Concepción Cerezo López, renovando luego su juramento, como de costumbre, todos los hermanos presentes. La liturgia estuvo acompañada al órgano Pilat por Mayte Jiménez, con las voces de María José Cantos y María Jesús López, sopranos, y Candela Bretones y Ana Isabel Caballero, contraltos, que interpretaron la Misa de Angelis, Ave María de Lorenzo Perosi y Salve Regina gregoriano, entre otras.

Al término de la Eucaristía se rezó el Ejercicio de los Siete Dolores de la Virgen, comenzando este día con el Primer Dolor, la Presentación de Jesús en el Templo. Hizo la meditación y oración la Tesorera Amalia Hidalgo y la lectura del pasaje evangélico, el Consiliario. El ejercicio se continúa, según costumbre, a lo largo de los siete días siguientes, hasta el 27 de noviembre, fiesta de la Medalla Milagrosa. Como colofón, se acercaron los hermanos a los pies de Nuestra Señora para entonar la Salve Regina. Este año nos honró también con su compañía el bordador Francisco Pérez Artés, autor del estandarte. Laus Deo.

CELEBRACIÓN DE LOS SANTOS MÁRTIRES

Al igual que en los últimos años, la Hermandad de la Misericordia y de los Santos Mártires convocó el 17 de noviembre al resto de las hermandades a la ofrenda floral que se realiza a los santos patronos de Córdoba, Acisclo y Victoria en la hornacina que tienen dedicada en el Puente Romano. La Hermandad Universitaria acudió puntualmente, representada por su Hermano mayor, Miguel Rodríguez-Pantoja Márquez, que estuvo acompañado por NN. HH. Alberto Villar y Mercedes Fernández. Recibió el ramo de flores el Hermano Mayor de la Misericordia, José Manuel Maqueda.

Este año la celebración de los Mártires ha tenido una singularidad, debido a la conmemoración del 75 aniversario de la Hermandad de la Buena Muerte. Con tal motivo la Hermandad de San Hipólito acordó llevar en procesión a la Reina de los Mártires hasta la Basílica Menor de San Pedro, donde sería recibida por la de la Misericordia y Santos Mártires. Se alzó para ello un magnífico altar de cultos, rematado por la urna con las reliquias de los Santos Mártires, a cuyos pies quedó entronizada para besamanos la Reina de los Mártires.

La Hermandad de la Buena Muerte organizó, dentro de los actos conmemorativos, un ciclo de conferencias que contó con la intervención de N. H. Alberto Villar Movellán, quien trató sobre el tema “Santos Mártires. Testigos de la fe, testigos de Córdoba”. El Hermano Mayor, Antonio Leiva, tuvo a bien invitarlo a la presidencia de la procesión de ida de la Reina de los Mártires a la iglesia de San Pedro, el viernes 16 de noviembre de 2018. El sábado 17, solemnidad de los Santos Mártires Acisclo y Victoria, tuvo lugar en la basílica la Santa Misa por el rito mozárabe y, seguidamente, el traslado de vuelta a San Hipólito de la Reina de los Mártires.