FIN DE CURSO 2018-2019
Como viene siendo costumbre, el 29 de junio cerró la Hermandad Universitaria el presente curso 2018-2019 con la Santa Misa en la Solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, conmemoración de la conquista de Córdoba por el Santo Rey Fernando III de León y Castilla. En este curso la Santa Misa ha tenido que celebrarse en la mañana, por quedar constreñida la solemnidad entre otras dos de mayor relevancia litúrgica, ya que están dedicadas al Señor, como son el Sagrado Corazón de Jesús, el viernes, y la víspera de la dominica XIII del Tiempo Ordinario, en la tarde del sábado.
En esta ocasión, y por primera vez, tuvo lugar la Santa Misa en ausencia de la imagen de San Rafael, que había sido trasladada la noche anterior a la parroquia de San Andrés, para participar desde allí en la procesión jubilar del Sagrado Corazón de Jesús, el 30 de junio. Ante el baldaquino, para cubrir el andamiaje necesario para bajar la imagen, estaba colocado un repostero con el proyecto del nuevo paso procesional de San Rafael.
Presidió la ceremonia el Rvdo. P. D. Miguel Ángel Vílchez Torés, O. P., Prior del convento de San Agustín de Córdoba. Hizo las lecturas N. H. Miguel Rodríguez-Pantoja Márquez, Consiliario Primero, y la Oración de los Fieles, Alberto Villar Movellán, Hermano Mayor. El P. Vílchez destacó en la homilía que esta gran solemnidad de los dos Pilares de la Iglesia, dejó de ser fiesta de precepto en España, a diferencia de otros países, en 1977.
Estos dos Apóstoles fueron personas de extracción social y formación muy diferentes, pero ambos tuvieron en un momento dado un encuentro con Cristo, que les cambió la vida. Pedro, pescador escasamente formado, siguió a Cristo por la promesa del Reino, luego lo negó; pero fue el primero en testificar la tumba vacía y eso le transformó de tal manera, que acabó haciendo un largo periplo hasta Roma, donde entregó su vida por Cristo. Pablo, hombre culto, fariseo de acendrada formación religiosa, cumplió la Ley persiguiendo a los discípulos de Cristo, pero, tras el encuentro del camino de Damasco, su vida dio un giro total, para ser el más grande de los Apóstoles y terminar dando también su vida por Cristo. A los dos les costó mucho trabajo la conversión, pero consiguieron la meta con la ayuda del Espíritu; por eso son un ejemplo para todos nosotros llamados también a dar testimonio, cada cual en su esfera social.
El acompañamiento musical corrió a cargo de Carlos Castiñeira, que interpretó al órgano Pilat las siguientes composiciones: Entrada, Gaudeamus igitur; Ofertorio, Preludio en sol menor de Jean-François Dandrieu; Consagración, O Haupt voll Blut und Wunden de J. Sebastian Bach; Comunión, “Andante en re menor” del Concierto Italiano de J. S. Bach y Offertorium de François Couperin. Para terminar, el celebrante con los hermanos y el numeroso grupo de feligreses asistente se dirigieron a la capilla entonando la Salve Regina acompañados por el órgano, en honor de Nuestra Señora de la Presentación.