BODAS DE PLATA DE DON FERNANDO CRUZ-CONDE
Con motivo de cumplirse veinticinco años de su ordenación sacerdotal, su parroquia de San Salvador y Santo Domingo de Silos (La Compañía) ha organizado un homenaje a nuestro Consiliario, D. Fernando Cruz-Conde y Suárez de Tangil. Desde hace muchos meses, la fecha prevista para este acto era el 12 de junio de 2018, día de las Bodas de Plata Sacerdotales de D. Fernando y de sus otros tres compañeros, D. Joaquín Alberto Nieva, D. Agustín Moreno y D. José Juan Jiménez Güeto. Todos ellos fueron ordenados ese día de 1993 en Sevilla por el Papa San Juan Pablo II, presente en la ciudad con motivo del Congreso Eucarístico Internacional.
Sabiendo que D. Fernando no es dado a este tipo de celebraciones, “por el peligro de emocionarse”, como él mismo confesó en la homilía, la comisión formada para preparar el acto acordó llevar las gestiones con la máxima discreción, para que constituyera una sorpresa para el homenajeado. Integraron la comisión, presidida por el Vicario, D. Fernando Lavirgen, miembros de las distintas organizaciones parroquiales, siendo invitado a formar parte de la misma N. H. Alberto Villar, Vicehermano Mayor. Se decidió finalmente que el acto central fuera una de las misas de la parroquia, presidida por D. Fernando, a la que se convocaría a una representación de las instituciones a las que había prestado servicio durante estos veinticinco años.
Finalmente los cuatro sacerdotes consiguieron del Papa Francisco que los invitara a concelebrar misa con él el día 12 en Santa Marta, razón por la cual fue preciso adelantar la fecha del homenaje al día 9 de junio, sábado. A las 20:00 h. se llenó la iglesia de La Compañía con gentes venidas de los pueblos de la provincia en los que D. Fernando había ejercido como párroco, de los muchos amigos que había dejado en ellos, lo mismo que las representaciones de las parroquias de Córdoba por donde ha pasado, de las órdenes religiosas, de las hermandades en las que es Consiliario, de la iglesia del Juramento de San Rafael, de la que es rector, de la Real Academia de Córdoba, a la que pertenece y, naturalmente, toda la feligresía, con especial presencia de Cáritas parroquial, y miembros de su familia y amigos.
Concelebraron con D. Fernando los sacerdotes de la parroquia, D. Fernando Lavirgen y D. Juan Moreno, anterior párroco, y otros compañeros en el ministerio que quisieron sumarse a tan entrañable acto. Ya desde el comienzo manifestó D. Fernando su sorpresa, al percibir la presencia de tanta gente y solemnidad. Hicieron las lecturas y oración de los fieles distintos miembros de la organización parroquial, estando la primera de ellas a cargo de nuestro Hermano Mayor, Miguel Rodríguez-Pantoja Márquez.
La homilía, improvisada, dada la situación, fue un hermoso resumen de sus veinticinco años sacerdotales. Comenzó destacando la providencial circunstancia de que la celebración hubiera recaído precisamente en este día en que la liturgia conmemora el Corazón Inmaculado de María. Refirió el origen de su vocación, llamada tardía, puesto que había ejercido la abogacía durante una década. Más ben, como había comentado alguna vez con D. Juan Moreno, se había tratado de una “respuesta retrasada”. Realizó los estudios eclesiásticos durante tres años y medio y fue ordenado con licencia, aprovechando la venida a Sevilla del Santo Padre Juan Pablo II. Tuvo sentidas palabras para los feligreses de los pueblos donde había servido, citando expresamente las aldeas de Carcabuey. Agradeció que le hubieran preparado estas bodas de plata, porque las de oro, era evidente que no iba a poder celebrarlas, por razones de edad. Para terminar pidió perdón por los errores que hubiera podido cometer y agradeció aquel acto entrañable a los hermanos en el sacerdocio, organizadores y fieles asistentes.
Acompañó la solemne celebración litúrgica el coro parroquial y, al término de la misma, D. Juan Moreno, canónigo emérito, procedió a dar lectura a la Bendición Apostólica de Su Santidad el Papa Francisco. Numerosos asistentes se acercaron a felicitar a D. Fernando durante largo rato.
A continuación pasaron los concurrentes al patio rojo del Colegio de la Inmaculada, el antiguo colegio de la Compañía anejo a la iglesia, donde se ofreció una convivencia que resultó sumamente animada. En el transcurso de la misma se proyectó un vídeo de recuerdos de la actividad de D. Fernando, realizado a partir de fotografías aportadas por familiares y allegados, que incluía declaraciones y saludos de amigos y comunidades que no habían podido asistir a la celebración, especialmente las carmelitas de Santa Ana. Llamó poderosamente la atención la presencia de D. Fernando en Calcuta, donde pasó tres veranos con las Misioneras de la Caridad, porque muchos desconocían la devoción que profesa a Santa Teresa de Calcuta.
Condujeron el homenaje Gregorio Nogales, autor del vídeo, y Elisa Trucios, que agradecieron la presencia a las instituciones, comunidades y parroquias y destacaron los valores del servicio de D. Fernando. En señal de gratitud se le hizo entrega de un lienzo, pintado al óleo por Miguel Ángel Arroyo González, realizado a partir de una fotografía de la ordenación sacerdotal, en la que San Juan Pablo II abraza a D. Fernando Cruz-Conde. El homenajeado agradeció los muchos aplausos, sorprendido por la cantidad de fotografías que se habían reunido de su vida apostólica, a las que nunca había prestado mucha atención, y, naturalmente, la celebración de aquella fiesta que culminaba con la entrega de tan precioso recuerdo.
La Hermandad Universitaria se sumó al homenaje, representada por el Hermano Mayor, el Vicehermano Mayor y la Tesorera; algunos hermanos más que se habían inscrito no pudieron asistir por razones familiares, de salud, o compromisos adquiridos previamente. Las cantidades recaudadas para la celebración, así como la cuestación de la Santa Misa, una vez descontados los gastos, serán destinadas a Cáritas parroquial de La Compañía, en señal de fraternidad.