El domingo 21 de noviembre de 2010 ha celebrado la Hermandad Universitaria la Fiesta de Regla en honor de Nuestra Señora de la Presentación. La solemne Eucaristía fue presidida por Monseñor Giovanni Lanzafame di Bartolo, Canónigo Honorario de la Catedral de Santa Águeda de Catania y Capellán de la iglesia del Señor San Jorge del Hospital de la Santa Caridad de Sevilla. Concelebró el R. P. D. Pablo Jesús Garzón García, Delegado Diocesano de Pastoral Juvenil y Director del Secretariado Diocesano de Pastoral Universitaria. El canto litúrgico estuvo a cargo de la Schola Cantorum de Nuestra Señora de la Asunción y Ángeles de Cabra, bajo la dirección del maestro de capilla Manuel Calahorro Guijarro.
Presidió la mesa de oficiales el Hermano Mayor, Miguel Rodríguez-Pantoja Márquez, acompañado por Miguel Bravo Nevado, Secretario de la Agrupación de Hermandades y Cofradías de Córdoba. Asistieron en representación los hermanos Rafael Fernando Millán Redondo, Vocal de Protocolo de la Hermandad de Nuestra Señora del Rocío de Córdoba y Feliciano Foronda Blázquez, Teniente de Hermano Mayor de la Hermandad de Nuestra Señora del Pilar de Sevilla.
Monseñor Lanzafame destacó en la homilía la importancia de esta celebración de la Hermandad Universitaria, en la que se unen la Solemnidad de Cristo Rey, colgado en la cruz y coronado, con la de Nuestra Señora de la Presentación, dolorosa al pie de la cruz. Glosó la novedad iconográfica de esta Virgen que une la Presentación de la Niña María al Señor por sus padres Joaquín y Ana y la Presentación de Jesús Niño al Señor por María y José, momento en que el anciano Simeón los recibe en el Templo. Resaltó la necesidad de que profundicemos como hermanos en el misterio de María, que es el camino hacia el Señor. María, siempre dispuesta a ayudarnos, como hizo con su prima Isabel, como hizo con sus amigos en la boda de Caná.
Es frecuente que las cofradías pierdan sus fuerzas en lograr una gran candelería, los mejores bordados, el manto más rico, el paso dos centímetros más largo; pero lo verdaderamente importante es entrar en el misterio de María, entregada de por vida al Señor. Y tendríamos que preguntarnos ¿cuánto tiempo dedicamos cada día a meditar la Palabra del Señor? De acuerdo en que la belleza es una de las cinco vías que propone Santo Tomás de Aquino para demostrar la existencia de Dios, pero no podemos reducirlo todo a esto. Cuando al santo doctor de la Iglesia Alfonso María de Ligorio le propusieron en cierta ocasión una coronación canónica contestó: ¿Pero quién soy yo para coronar a la Madre de mi Señor, ya coronada para siempre por Dios mismo?
María, al pie de la cruz, es entregada como madre a Juan, que la recibió desde entonces en su casa. Se ha discutido si la casa estaría en Jerusalén, en Nazaret o en Éfeso, pero tiene mayor importancia observar que el término beth, que en hebreo significa casa, quiere decir también corazón. Así pues, Juan recibió a María, sobre todo, en su corazón. Nosotros, como hijos de la Virgen, hermanos de Juan, hemos de recibir a María en nuestro corazón.
Tras la Protestación de Fe se procedió a la jura de Reglas, imposición de Medalla y renovación del juramento de todos los hermanos. Antes de la bendición, el celebrante felicitó a la capilla de música por su excelente acompañamiento, cerrándose a continuación el solemne acto con el canto de la Salve Regina.
Después de la Santa Misa se dirigieron los asistentes a la Casa de Hermandad, en la que tuvo lugar la tradicional convivencia, que culminó con la entrega por el Hermano Mayor de la insignia dorada de la Hermandad Universitaria a Monseñor Lanzafame, quien tuvo palabras de agradecimiento a la Hermandad, por la oportunidad de esta celebración, indicando que era para él un día muy especial, por ser también el aniversario de la muerte de su madre.