FIESTA DE REGLA DE NUESTRA SEÑORA DE LA PRESENTACIÓN
El 21 de noviembre de 2011 celebró la Hermandad Universitaria la memoria litúrgica de la Presentación de Nuestra Señora, Fiesta de Regla en honor de nuestra amada Titular Nuestra Señora de la Presentación. Presidió la Solemne Eucaristía el Ilmo. Sr. D. Fernando Cruz-Conde y Suárez de Tangil, Canónigo Arcediano del Cabildo Catedral de Córdoba. Asistió representación de la Hermandad del Santísimo Cristo de la Misericordia, de la Basílica de San Pedro Apóstol. La Camerata Góngora interpretó obras de Tomás Luis de Victoria, Mateo Flecha, J. B. Bertini y J. S. Bach. La liturgia de la palabra se escogió cuidadosamente para mayor gloria de Dios en la persona de María de la Presentación, Madre de los universitarios. La primera lectura, que canta el origen de la Sabiduría (Prov 8, 22-31), la aplica la Iglesia a María, trono de la Sabiduría: “El Señor me creó al principio de sus tareas, al comienzo de sus obras antiquísimas. En un tiempo remoto fui formada, antes de que la tierra existiera. Antes de los abismos fui engendrada, antes de los manantiales de las aguas…” A continuación se leyó el Salmo 44: “Escucha, hija, mira: inclina el oído…” El celebrante proclamó el texto evangélico de la Presentación, que narra el primer dolor de María, con la profecía de Simeón: “… y a ti una espada te traspasará el alma” (Lc 2, 27-35).
En la homilía destacó D. Fernando Cruz-Conde la santidad de María como modelo de perfección, un modelo que hemos de seguir nosotros. En primer lugar, por su disposición de ofrecimiento a la voluntad divina: pobre de espíritu, todo para el Señor. Desde pequeña, en que según la tradición del Protoevangelio de Santiago sus padres la presentan al Templo, siempre estuvo dispuesta a oír la palabra de Dios. Y la Palabra se hizo carne en Ella. Su fidelidad a la Palabra fue inquebrantable, aún en los trances más dolorosos, desde que Simeón le anuncia el porvenir durísimo que le espera al Hijo y a ella como Madre, hasta terminar su misión dolorosa, permaneciendo de pie junto a la cruz en la que cuelga martirizado Jesús.
Como es costumbre los hermanos hicieron pública protestación de fe y renovaron la promesa de cumplir las Reglas. Al final de la celebración, la capilla entonó el canto del Stabat Mater, retirándose la procesión de acólitos y celebrante a la sacristía, instalada a los pies de la iglesia.
La Virgen de la Presentación lucía el terno negro para esta fiesta, con mangas de pico, ante un dosel de cortinajes del mismo color, con flecos y borlones en tono dorado, e iluminada por los candelabros apostólicos y doctorales, característicos de su paso.
El Señor ocupó lugar de honor en el altar provisional dispuesto para la ocasión en la embocadura de la capilla universitaria. Los Sagrados Titulares quedarán así expuestos hasta el primer domingo de Adviento, con motivo de la celebración del Congreso Nacional Cofradías Penitenciales y Semana Santa, los días 26 y 27 de noviembre.