PEREGRINACIÓN PARÍS 2017
La Hermandad Universitaria ha organizado una peregrinación a la Capilla de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, el Santuario vicenciano de las Hijas de la Caridad en el 140 de la Rue Du Bac en París, durante los días 7 al 11 de diciembre de 2017. La Virgen se apareció allí a la hermana Catalina Labourée el 27 de noviembre de 1830, encargándole que hiciera acuñar una medalla con su efigie, por la que se otorgarían innumerables gracias a quienes la llevaran consigo. En pocos años se lanzaron decenas de miles y el pueblo fiel comenzó a denominarla Medalla Milagrosa.
El Obispo de Córdoba, Monseñor Juan José Asenjo Pelegrina, firmó en ese mismo día de 2006 el decreto de erección canónica de la Hermandad Universitaria. Desde entonces la Hermandad rinde culto cada año a la Virgen de la Medalla Milagrosa. En 2007, en el transcurso del primer año de vida canónica, hace su primera estación de penitencia con la imagen Titular de Nuestra Señora de la Presentación. Con objeto de conmemorar los diez años de aquellas inolvidables fechas, se hace esta peregrinación para dar gracias al Señor y muy especialmente a la Virgen de la Medalla Milagrosa, que inspiró al Obispo don Juan José la firma de la aprobación en ese día, la que ya había anunciado a finales del mes de octubre anterior en una peregrinación de la Hermandad al monasterio de Guadalupe, acompañando a los jóvenes de la Diócesis.
Los hermanos se prepararon para la peregrinación con los cultos de la fiesta de la Medalla Milagrosa, que cierran los de Nuestra Señora de la Presentación, el 27 de noviembre, y, ya en vísperas, con la Santa Misa ofrecida por la buena marcha de la peregrinación. Se celebró el día 6 de diciembre, a las 11:00 h. y estuvo presidida por el R. P. D. Fernando Lavirgen, antiguo alumno vicenciano y vicario de la parroquia del Salvador y Santo Domingo de Silos. Asistió el Vicehermano Mayor, Alberto Villar Movellán, encargado de la peregrinación, por imposibilidad de efectuarla el Hermano Mayor, junto con N. H. Mercedes Fernández Muriel, Vocal de Evangelización y de Cámara y otros hermanos y peregrinos.
Al finalizar la Santa Misa, se dirigieron los hermanos a la capilla de nuestros Titulares, donde D. Fernando Lavirgen bendijo la peregrinación y a los peregrinos, recordando que toda la Hermandad va con ellos. El Vicehermano Mayor cerró el breve acto dirigiendo el rezo de la Salve y del Sub tuum praesidium ante la imagen bendita de Nuestra Señora de la Presentación, a cuyos pies habían depositado los hermanos que no podían ir a la peregrinación algunas peticiones, las cuales fueron recogidas en ese momento para presentarlas en París a Nuestra Señora de la Milagrosa.
El 7 de diciembre, a las 12:15, se citaron los hermanos en la estación del AVE de Córdoba para emprender viaje a Sevilla, desde donde iniciarían vuelo a París haciendo una breve escala en Madrid. El vuelo despegó a las.17:45 aterrizando finalmente en el aeropuerto de París Orly a las 21:45. Tomaron luego el autobús hacia la estación de Montparnasse, en cuyas cercanías se encuentra el hotel Le Montparnasse, que les serviría de residencia en estos días.
El día 9 de diciembre, Solemnidad de la Inmaculada Concepción se reunieron los peregrinos a las 9:00 para dirigirse al Santuario de la Medalla Milagrosa, en la Rue du Bac, 140, no lejos del hotel. Iban con mucho tiempo, pues ya las hermanas de la Caridad habían advertido que ese día se llena la capilla, no sólo las naves y las tribunas que hay sobre las laterales, sino también el patio de entrada. La solemne Eucaristía comenzó a las 10:30, presidida por el Padre Adam Sejbuk, capellán de la Casa Madre de las Hijas de la Caridad, y concelebrada por los sacerdotes que atienden a la Casa. Esta celebración, enriquecida litúrgicamente con coro y órgano, tenía concedida indulgencia plenaria. Después de la misa, los hermanos se reunieron en la nave del Evangelio para completar las oraciones en orden a la obtención de la indulgencia, con la Invocación a la Virgen Inmaculada de la Medalla Milagrosa, padrenuestro y avemaría por las intenciones del Papa y padrenuestro y avemaría por los hermanos difuntos de la Hermandad, especialmente por los fundadores, Francisco Beltrán y Gregorio Merino, así como por los fallecidos en la etapa de refundación, Teresa Muñoz Navarro y su hermano José –nuestro querido Pepe-, Tesorero de la Hermandad durante muchos años. Rogando por la Hermandad invocaron a la Santísima Virgen: “Oh María, sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos”.
Al terminar regresaron al hotel, para subir al bus turístico que les llevaría hasta la Torre Eiffel, pero tras cuarenta minutos de espera, con frío y lluvia, optaron por tomar varios taxis para llegar a tiempo a “Le Bistro Parisien”, un barco atracado en la orilla izquierda del Sena, en el Port de la Bourdonnais, al pie de la Torre Eiffel. Allí tenían reservada la comida a las 14:00, basada en gastronomía francesa.
Después del almuerzo tomaron el barco que les llevaría por el Sena hasta l’Île de la Cité, junto a Notre Dame. En el trayecto cayó una suave granizada que dejó el hielo sobre el techo acristalado del bateau. Al llegar a la Catedral, una cola considerable para entrar, unido a la inclemencia del tiempo, aconsejó dejar la visita para otro momento. Se hizo pronto la noche y la cena estaba fijada a las 18:00 en “Le 51” de Boulevard Montparnasse, muy cerca del hotel. Después de comer, algunos intrépidos peregrinos marcharon a ver el Arco del Triunfo y La
Défense, otros a descansar y los responsables, especialmente la encargada de intendencia, N. H. Victoria Villar, a preparar las jornadas siguientes.
El día 9 de diciembre, sábado, se levantaron los peregrinos a las 6:00, para desayunar a partir de las 6:30 y poder asistir a la misa de 8:00 en la Capilla de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, tal como estaba anunciado en la página de acogida de las Hermanas de la Caridad. La iglesia estaba llena de fieles, que acompañaron con cantos algunas partes de la misa. Concluida la Eucaristía, el Vicehermano Mayor procedió a depositar en el cesto de las peticiones, situado ante el sepulcro de Santa Luisa de Marillac, las que habían sido dejadas en la capilla de nuestros Titulares en Córdoba por los hermanos que no pudieron venir a la peregrinación. Las peticiones allí depositadas se presentan todos los martes ante Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa.
Seguidamente se dirigieron los hermanos al pasaje de entrada al recinto, donde Sor Clara les atendería para recibir el cuadro con las imágenes de nuestros Titulares, que traían como recuerdo de la visita de peregrinación. Sor Clara avisó a la Hermana Carmen Pérez González, Consejera General de la Orden para los países de lengua española. Sor Carmen es natural de Burgos, igual que nuestra peregrina Blanca Mateos, lo que dio lugar a una animada conversación entre ellas y, luego, con todos los peregrinos. Les explicó las características actuales de la Orden vicenciana, su organización y la enorme devoción que inspira Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa.
Se incorporó después a la grata reunión Sor Ana María Fresneda, andaluza de Granada, encargada de la acogida a los peregrinos de habla española en la Casa Madre. Les contó sucintamente la historia de la casa y la evolución de la congregación en los últimos años. Los hermanos, por su parte, les explicaron brevemente los detalles que caracterizan a nuestros Titulares. Sor Carmen se interesó por las devociones de la Semana Santa en Andalucía, pues había quedado impresionada con la Semana Santa de Sevilla. Tiene un hermano que frecuenta la amistad de Monseñor Asenjo, Arzobispo de Sevilla, y los peregrinos le encomendaron que le transmitiera sus saludos, pues el hecho de peregrinar a este santo lugar viene motivado por haber erigido la Hermandad Monseñor Asenjo en le fiesta de la Virgen de la Medalla Milagrosa.
A continuación los peregrinos pasaron a la tienda para adquirir ejemplares diversos de la Medalla Milagrosa. Los hermanos regalaron a Nuestra Señora de la Presentación dos medallas, una plateada y otra dorada, en recuerdo de esta peregrinación. Sor Ana María recomendó que no dejaran de visitar la capilla de San Vicente de Paúl, en la cercana Rue de Sèvres, donde se encuentra el sepulcro del santo fundador de las Hijas de la Caridad. Allá se dirigieron, en efecto, los hermanos.
Una vez terminada la programación religiosa comenzaron los hermanos la visita monumental, de acuerdo con las previsiones del plan de viaje, que señalaba este día como libre; un día precioso y soleado de otoño. Un grupo de hermanos marchó a Versalles, otro se dirigió a Montmartre y el tercero, al Barrio Latino. Por la noche se reunieron de nuevo para cenar en el “Flam’s” de Avenue du Maine, donde degustaron la comida alsaciana.
Al siguiente día, domingo 10 de diciembre, se citaron a las 9:15 para emprender el camino hacia Saint Eustache, la segunda iglesia más importante de París, donde asistirían a la misa de 11:00. Antes tuvieron oportunidad de acercarse al Centro Pompidou, aunque no pudieron entrar porque abría a las 11:00, por ser domingo. En su lugar visitaron la cercana iglesia de Saint Merri, nombre que viene de la contracción de Saint Médéric, abad del siglo VII, cuyos restos reposan en la cripta del templo. Desde allí se dirigieron a Saint Eustache, junto a Les Halles, donde oyeron la santa misa dominical, celebrada con la habitual solemnidad de esta parroquia.
Es una enorme fábrica del gótico humanista, realizada entre 1532 y 1633; sus dimensiones, con bóvedas de 33 m. de altura, son góticas, pero su ornamentación es renacentista, por lo que no gustó nada a los académicos del XVIII ni a los puristas del XIX. Sus muros, sin embargo están cargados de historia; aquí recibieron el Bautismo Richeliue, la Pompadur y Molière, que también casó en ella. Tomó aquí la primera comunión Luis XIV. Igualmente casó aquí el gran músico Jean-Baptiste Lully en 1662 y se celebraron en sus naves los funerales del escritor Jean de La Fontaine (1685) y de la madre de Wolfgang Amadeus Mozart (1778). Reposan en ella los restos del gran músico de Corte Jean-Philippe Rameau (1764), que en 1733 tuvo ocasión de tocar en el gran órgano de Saint Eustache. Éste órgano, compuesto por más de 8.000 tubos, es el mayor de Francia. Construido por Ducroquet, en él estrenaría Berlioz su famoso Te Deum en 1855. Reconstruido en 1989 por la casa Van den Heuvel, conserva aún parte del original.
La solemne liturgia fue presidida por el vicario parroquial, Padre Gilles-Hervé Masson, asistido por los demás vicarios parroquiales. La homilía estuvo a cargo del Padre Luc Forestier, perteneciente a la congregación de Oratorio de Francia, a la que está encomendada esta parroquia. Tocó el órgano Thomas Ospital, titular del gran órgano de Saint Eustache, acompañando a las voces de Les Chanteurs de Saint-Eustache, coro parroquial de mujeres dirigido por Lionel Cloarec, actuando de chantre Stéphane Hézode. Interpretaron el Kyrie de Delibes, Alléluia de Robert, Marchet die Tore weit de Hammerschmidt, Credo gregoriano, Sanctus y Agnus Dei de Delibes, Conditor alme siderum de Dufay y Preludio y fuga en re menor BWV 539 de Bach.
Terminada la Santa Misa fueron los peregrinos a comer al Hippopotamus de Châtelet, donde tenían concertado el almuerzo a las 12:30. Concluido éste a las 14:00, marcharon a l’Île de la Cité, concretamente a la Concergierie, donde iban a visitar la Sainte Chapelle, el precioso edificio del siglo XIII, en el que triunfa el gótico más aéreo, con los muros sustituidos por vidrieras multicolores que contienen riquísimos programas iconográficos. Desde allí se desplazaron al Museo d’Orsay, en el que pudieron admirar las obras de los artistas impresionistas, postimpresionstas y nabis, entre otros, así como la producción escultórica de los grandes artistas de los siglos XIX y XX, entre ellos, Rodin, Bourdelle, Maillol.
A continuación se dirigieron a la Catedral de Notre Dame, a donde llegaron a las 18:30, momento en que comenzaba la Solemne Misa de Pontifical presidida por el arzobispo de París, Cardenal André Vingt-Trois, actualmente administrador apostólico de la archidiócesis, en tanto que toma posesión su sucesor Monseñor Michel Aupetit, nombrado arzobispo de París el 7 de diciembre de 2017, que entrará en la diócesis el día de Reyes.
Contemplaron los peregrinos el precioso belén instalado en la Catedral y luego, el imponente exterior iluminado de Notre Dame, que se reflejaba en el Sena, mientras lo cruzaban para dirigirse a la Tour Montparnasse, en cuyo piso 56 estaba prevista la copa de despedida de París. Ya en la cafetería, algunos peregrinos continuaron subiendo a pie hasta la terraza, desde la que puede verse una impresionante panorámica de la ciudad; su rica iluminación explica el título a la que se hizo acreedora hace tiempo, la Ciudad de la Luz. Se podía observar, por ejemplo, cómo cada hora se iluminaba la Torre Eiffel, marcando toda su osamenta férrea con luces tintineantes, mientras los haces de luz de los proyectores de la cúspide daban vueltas como un enorme faro. Al filo de las 23:00 los hermanos se despidieron y marcharon al cercano hotel, después de una tarde fructífera, sólo empañada en parte por la inclemencia del tiempo.
Algunos hermanos asistieron el lunes 11 de diciembre a la misa de 8:00 para obtener la bendición de las medallas, objetos religiosos y agua bautismal, a los pies de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa. A las 9:15, una vez desayunados, estaban citados todos los peregrinos en la recepción del hotel, para salir hacia la estación de Montparnasse con objeto de tomar allí el autobús que lleva al aeropuerto de Orly. El vuelo París-Sevilla, con escala en Madrid, se desarrolló sin novedad, aunque con algún apuro en el enlace, a causa del retraso de 45 minutos en la salida de Orly, por el mal tiempo. A la llegada al aeropuerto de San Pablo en Sevilla, tomaron taxis para no perder la conexión del AVE a Córdoba, a la que llegaron felizmente a las 19:07.
El colofón de tan rica experiencia de peregrinación fue la Misa de Hermandad del domingo día 17 de diciembre en el Juramento de San Rafael, ofrecida en acción de gracias por los frutos de la peregrinación. Terminaron los asistentes cantado la Salve Regina ante la bendita imagen de Nuestra Señora de la Presentación y el Vicehermano Mayor repartió Medallas de la Milagrosa a los hermanos que no habían podido realizar el viaje. Laus Deo.