IGUALÁ DE COSTALEROS 2018
El pasado sábado 20 de enero de 2018 se procedió a la igualá de las cuadrillas de costaleros que portarán el próximo Martes Santo a nuestros sagrados Titulares, Santo Cristo de la Universidad y Nuestra Señora de la Presentación en la estación de penitencia a la Santa Iglesia Catedral.
Los aspirantes a formar parte de las cuadrillas estaban convocados a las 13:00 horas, en la Iglesia del Juramento de San Rafael, sede canónica de la Hermandad Universitaria. Rezadas las preces en la capilla de nuestros Titulares, los recibió el Hermano Mayor, Miguel Rodríguez-Pantoja Márquez, dándoles la bienvenida y agradeciéndole su disponibilidad y el esfuerzo que realizan para bien de la Hermandad.
A continuación tomó la palabra el Consiliario, D. Fernando Cruz-Conde y Suárez de Tangil, quien les recordó que el trabajo que realizan los costaleros, llevando a las imágenes para la pública veneración, es una labor evangelizadora, pues se le muestra al pueblo, fiel y no fiel, la Buena Nueva anunciada por Jesucristo. Ese trabajo no va a quedar sin recompensa, pues, como dijo el Señor, ni el vaso de agua que se le dé a un pobre quedará olvidado, ¡cuánto más el sacrificio que para gloria del Señor y de su Santísima Madre realiza el costalero! Para reforzar la verdad de lo que les decía, les confesó que él mismo había sido costalero, siendo ya sacerdote.
Cerró la bienvenida el Capataz, N. H. Enrique Garrido Montero para agradecerles su presencia y colaboración, llamándoles la atención de que existen dos categorías, una, la de ser costalero, otra, la de ser costalero de la Hermandad Universitaria. Aquí no hay lugar para el lucimiento, sino únicamente para el silencio, el respeto y la meditación; estos son los signos que distinguen a la Hermandad Universitaria, a la que los costaleros han engrandecido siempre con su buen hacer.
Tras el proceso de tallado y reparto por trabajaderas a cargo del cuerpo de capataces, se rezaron las preces finales, dirigidas por el Hermano Mayor. A continuación, los asistentes se dirigieron al jardín de la casa rectoral, donde les esperaba un magnífico arroz, ofrecido por la Hermandad, que fue el centro, hasta mediada la tarde, de una agradable convivencia.