PONENCIA DE MARÍA DOLORES ESPEJO
El 30 de noviembre ha tenido lugar, en el Oratorio de la Sábana Santa, la tercera ponencia del curso de formación de nuestra Hermandad, a cargo de Dª. María Dolores Espejo Arias, bajo el título “Temas de Bioética: Sobre la dignidad de mi muerte”. Hizo la presentación de la ponente el Hermano Mayor, Alberto Villar Movellán, quien destacó su larga actividad en el ámbito de la sanidad, como enfermera, tanto en la Clínica Universitaria de Navarra como en el Hospital de San Juan de Dios de Córdoba, experiencia que la llevó a promover la Fundación Bioética que preside desde el año 2000. Su preocupación por los cuidados paliativos y por los temas deontológicos en relación con la preservación de la vida la ha llevado también a participar en numerosos congresos y publicaciones, así como a desarrollar una rica trayectoria docente en distintas Universidades.
Comenzó la profesora Espejo explicando el sentido del título, que se refiere a la muerte de cada uno, no concretamente a la suya. La muerte es un hecho natural y en sí misma no es sujeto de dignidad. La pregunta sería: ¿cómo me gustaría que fuera mi muerte? A partir de aquí planteó un diálogo con los concurrentes, invitando a que meditaran por un momento cómo les gustaría que ocurriera ese trance. No obstante, como, por vía natural, no lo podemos escoger, hemos de plantearnos las circunstancias que pueden darse.
En su larga experiencia como enfermera, ha observado la angustia que supone el hecho de una enfermedad terminal para dos actores principales: por una parte, el médico, que ve la realidad y tiene que transmitir la noticia y activar los correspondientes protocolos sanitaros; por otra, los familiares, que van a tener que resistir psíquicamente la dura prueba de una enfermedad abocada con seguridad a la muerte del enfermo. El enfermo mismo se enfrenta a la realidad de modo muy distinto, en función de su concepto de la vida: ha conocido personas que han soportado calladamente un dolor intenso, porque lo ofrecían a Dios, frente a otras, que exigen como un derecho el calmante ante el más leve dolor. Por lo general, las personas creyentes aceptan la muerte con la tranquilidad que produce la esperanza en el más allá.
En todo caso, es fundamental contar con unidades convenientemente dotadas de Cuidados Paliativos para los enfermos terminales, que, tanto desde el punto de vista psicológico como médico, ayuden a sobrellevar el trance, frecuentemente largo, de este tipo de enfermos. Se declaró muy preocupada por la ley preparada por el gobierno Sánchez, que permitirá provocar la muerte del enfermo sin contar con su consentimiento, mucho más permisiva que las que existen en otros países del norte de Europa. Se convierte así al médico en homicida, lo que es contrario a la ética de la profesión.
Finalmente se estableció un interesante coloquio con los asistentes, en el que intervino especialmente N. H. Francisco Blanco, médico, que expresó su preocupación por la escasa importancia que se le da actualmente a la Deontología y contó algunas experiencias de actitudes ante la muerte.