EL PATIO DE LA HERMANDAD
Tras la presentación del patio de la Hermandad al concurso municipal de patios de 2015, en el que obtuvo Premio Singular, la corporación ha seguido cuidando su aspecto y adorno botánico, para tenerlo a punto en el Festival de los Patios Cordobeses de 2016. De este modo la Hermandad ha presentado este año también a concurso el patio de su sede de la calle Samuel de los Santos Gener, 5. De acuerdo con la normativa establecida para el concurso, el patio se ha mantenido abierto entre los días 2 y 15 de mayo, en horario de 11:00 a 14:00 y de 18:00 a 22:00, estando siempre atendido por los hermanos.
En todo caso hay que destacar que nuestro patio es un viejo conocido de los visitantes del barrio de la Catedral, puesto que su cuidador, Antonio Rey, disfruta mostrándolo a los turistas en cualquier época del año, un servicio gratuito que la Hermandad Universitaria presta con gusto con el fin de que quienes nos visitan se lleven al menos una pequeña muestra del esplendor que pueden encontrar si vienen en el mes de mayo. Los elogios de quienes tienen la suerte de topar con la sorpresa de una visita al corazón de la casa son constantes. Por la misma razón el patio de la Hermandad ha participado igualmente en la campaña de apertura de algunos patios en Navidad, patrocinada por el Ayuntamiento.
Este año ha tocado luchar contra la inclemencia del tiempo en el mes de mayo, pero las visitas no han faltado en ningún momento, llegando a ser masivas en los fines de semana. Numerosos grupos de turistas, especialmente extranjeros y nacionales de casi todas la regiones, así como los propios cordobeses, han disfrutado de la belleza de nuestro pequeño claustro, vestido de geranios y gitanillas, claveles y petunias, naranjos y limoneros. Les llama sobre todo la atención el calamondín de hojas veteadas y las plantas aromáticas, como el incienso, la albahaca, el tomillo y el romero, la hierbabuena y otras que perfuman el ambiente. Todo ello acompañado de los trinos entusiastas de la pareja de canarios del Hermano mayor. La naturaleza, en fin, aclimatada a una serena forma de vida.