COMIENZO DE CURSO EN LA FIESTA DE LA EXALTACIÓN
Un año más la Hermandad Universitaria ha dado comienzo al curso con la celebración de la Santa Misa en la Exaltación de la Santa Cruz, el 14 de septiembre. Presidió la Eucaristía NH. Rvdo. P. D. Antonio Schlatter Navarro, corriendo el acompañamiento musical a cargo de Emilio Arroyo Fernández, que interpretó al órgano Pilat sentidas piezas de Marco Frisina.
Hizo la monición de entrada el hermano mayor, Alberto Villar, que agradeció la presencia de D. Antonio y dio la bienvenida al nuevo curso a los hermanos, terminando con la lectura del Himno de Laudes. Hizo la lectura y salmo NH. Miguel Rodríguez-Pantoja.
En la homilía destacó D. Antonio la importancia de que la Hermandad Universitaria abriera el curso precisamente en este día en que celebramos la Exaltación de la Santa Cruz, puesto que tenemos como titular a este Cristo sindónico, tan real. Cristo es exaltado en la Cruz como salvación. Por eso la lectura nos ofrece el episodio de la serpiente de bronce. Dios le ordena a Moisés que fabrique precisamente una serpiente de bronce elevada en un estandarte, para librar de la muerte a los mordidos por las serpientes.
Del mismo modo, Cristo elevado en el madero nos libera del pecado y de la muerte, que le vinieron al género humano también por una serpiente. Nuestro Cristo evidencia perfectamente las heridas; cada uno de nosotros tiene un sitio en alguna de esas heridas de salvación. Por eso, continuó, “tengo la costumbre, aprendida de un sacerdote, de llevar siempre un crucifijo en el bolsillo”.
Nuestro titular, Santo Tomás de Aquino, afirmaba que en la Cruz, en Cristo crucificado, está toda la sabiduría de Dios, y desgrana una a una todas las virtudes que se esconden en ella. María, como Virgen Dolorosa, se encontraba junto a ella también, como reza el precioso himno medieval “Stabat Mater”. Estaba de pie, sufriendo por su hijo, pero no desesperada, sino admitiendo dulcemente el tremendo sacrificio como designio del Señor, obediente y humilde. De ahí que no podamos separar al Crucificado de su Madre.
Terminada la Santa Misa, los hermanos se dirigieron a la capilla de nuestros titulares, para cantar la Salve Regina a Nuestra Señora de la Presentación, respaldados por los sones del órgano. Y finalmente, como es costumbre, se hicieron en la capilla la foto de familia, en recuerdo de este día.